Con Caro nos consideramos dos bicheros. Amamos a casi cualquier animal pero con los perros y gatos tenemos una debilidad. Es por eso que desde que empezamos el viaje por el Sudeste que teníamos ganas de hacer algún voluntariado relacionado a los animales. No nos quedaban muchos días de viaje pero creímos necesario hacerlo igual para conocer la problemática de la región y poder difundirla. Gracias a Workaway, encontramos que en un pueblo casi fronterizo con Myanmar estaban buscando gente que los ayude en las tareas diarias de su santuario para perros y gatos. Así que hacia allá fuimos.
Desde Bangkok nos tomó algo así como 7 horas, pasando previamente por Kanchanaburi. Al llegar, nos recibió Denise, una mujer inglesa que vive en Tailandia hace más de 11 años y que hace 1 y medio es la encargada del santuario. Ella nos llevó a la casa donde se hospedaban los demás voluntarios, nos presentó y entre cervezas conversamos sobre lo que deberíamos hacer durante nuestra estadía.

Arriba: Elvis y Mangelo. Abajo: Waterbelly, Quentin y Mimi.

En este santuario hay 50 perros y 10 gatos. Casi todos con historias duras y poco felices: atropellados, abandonados, golpeados hasta agonizar, etc. Pero poco de eso se cree cuando los ves. La felicidad que tienen al ver a la gente, lo bien que se los nota, te hace notar que el trabajo que hacen en este lugar Denise y compañía es ejemplar.
Las tareas son simples, sobre todo si sos una persona a la que le gustan los animales: sacarlos a pasear, limpiar sus cuchas, ver que no les falte agua, prestarle mucha atención a los perros enfermos o con discapacidades y, lo más importante, mimarlos, peinarlos, jugarles y estar mucho con ellos.

 

Arriba: Toya y Old Man.
Abajo: Gatico y Mabel, quien ya fue adoptada y pronto viajará a Europa para estar con su nueva familia.

Como sabíamos que nuestros días eran acotados, aprovechamos nuestra pasión por escribir y por la comunicación para entrevistar a Denise y poder obtener un poco más de información acerca de la realidad del lugar. El panorama, si bien no es malo, podría convertirse si no reciben ayuda pronto. Las tierras donde se encuentra el santuario pertenecen a una escuela, la cual por la amistad con la creadora del lugar fueron prestadas pero el establecimiento educativo necesita ampliarse y los perros no pueden quedarse mucho tiempo más allí. Es por eso que se nos ocurrió ayudarla con una pequeña colecta en la cual, al ingresar al link que pegamos a continuación, la gente puede donar lo que pueda y quiera para ayudar a conseguir unas tierras donde los perros puedan estar libres y tranquilos, sin correr riesgo de volver a quedarse en la calle. Link: https://www.leetchi.com/c/solidaridad-de-baan-unrak-animal-sanctuary-thailand

 

Además, de esto, conocimos la realidad que viven los perros y gatos en Tailandia en donde la población poco y nada sabe sobre cuidados de mascotas. Donde tienen perros y gatos en muchos casos solo porque al rey le encantaban estos animales pero, pese a darles de comer, poco se preocupan en su salud y a diario mueren perros atropellados, con infecciones o atacados por enfermedades.
No vamos a negar que fue algo cansador, pero cada día terminábamos con una sonrisa, por lo cual el cansancio era algo secundario. Así que si estás de paso por Tailandia y tenés ganas de ayudar te recomendamos con mucho énfasis ir a este voluntariado.

Se puede donar, ser voluntariado y hasta adoptar a alguna de los hermosos perros y gatos que podrán ver en su web:

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