Es de público conocimiento el gran problema que gira en torno a los elefantes en el Sudeste Asiático (y en el mundo). De manera escalofriante año a año desciende la cifra de este animal por diversas razones pero la caza y la explotación turística son las principales.  El animal favorito de Carola es elefante por lo cual era casi una obligación tener contacto con ellos.

Por todo esto es que empezamos a investigar por todos lados para saber si existía algún lugar en todo el Sudeste en el cual no maltraten ni exploten a los elefantes. Después de varias semanas de búsqueda, envío de mails y demás, dimos con el Elephant Nature Park. Este denominado santuario ubicado en Chiang Mai, al norte de Tailandia, era muy recomendado por distintas ONG defensoras de animales y por webs de turismo responsable por lo cual decidimos visitarlo.

Para poder hacerlo, vale aclarar, hay que reservar con bastante anticipación ya que hoy en día se ha convertido en un lugar bastante popular y, por suerte, la gente lo elige por sobre otros en donde se permite montar a los elefantes o en los cuales se hacen llamar “santuarios” pero continúan lastimando al elefante con palos de punta afilada.

Para empezar, en este “santuario” no hay solo elefantes. También hay perros (más de 500), gatos, cabras, búfalos, chanchos, caballos, monos, etc. TODOS RESCATADOS. Aclaramos esto para que se entienda que no es un simple lugar para ver elefantes y sacarse selfies. Se pueden hacer voluntariados, adoptar perros y gatos, y muchas cosas más.

Nosotros llegamos a este lugar después de averiguar tanto pero tanto para no caer en falsos santuarios, en lugares que te venden un cuidado y en verdad los maltratan, etc. Nos contactamos con muchísima gente del rubro, leímos miles de opiniones y decidimos ir al Elephant Nature Park, uno de los poquísimos recomendados por el sitio de Turismo Responsable y nos surgieron algunos sentimientos encontrados.

 

Jugando en la suya

 

Lo ideal es que estén libres, sí claro, que no tengan que prestarse a los turistas, que busquen su propia comida y nadie les tenga que dar de comer, pero lamentablemente la mayoría de estos elefantes ya no tiene manera de reinsertarse en la jungla. Años de maltratos y de “turisteadas” no se lo permiten. Estas elefantas (salvo un elefantito recién nacido, todas con las que uno tiene contacto son hembras, ya que el macho es muy territorial y puede ser peligroso) son ciegas o tienen problemas en las patas (una tiene una rota por apoyarse en una mina). Y peor aún, en caso de liberar a todos los elefantes en una jungla así como así, corren el riesgo de ser recapturados o directamente que los maten por el marfil.

Otro de los interrogantes nuestros era el por qué tan cara la entrada, pero al estar allí y recorrer el parque nos dio la respuesta. No solo cuidan elefantes, tienen también que cuidar a los otros animales. El costo de operaciones es altísimo, más el dinero que se necesita para poder comprarle elefantes a parques donde los explotan (un elefante viejo y con problemas puede costar 22 mil USD), entre otros. (nos contaron que gastan 6 millones de bahts por mes, unos 170 mil USD).

Que hay una especie de rutina armada para algunos elefantes (no todos ya que el lugar tiene 72 elefantes en total y uno no ve más de 20) no se puede negar y ese fue uno de nuestros descontentos y planteos que les hicimos saber a la gente del lugar pero la realidad muestra que, en frente de este santuario, hay uno de los trekking con elefantes más grandes del sudeste y por desgracia si no emplearan estas “formas” no tendrían el público y la difusión que tienen.

 

Primer encuentro y no querer soltarlo jaja

Algo importante también para contar de este lugar es que además de el de Chiang Mai tienen un parque en Phuket en donde la idea es llenarlo de elefantes libres a los que solo se los pueda ver de lejos sin tener contacto, lo mismo que se está haciendo a 40 km de Chiang Mai ya que en el santuario conocido ya casi no quedan tierras por comprar por lo cual se les dificulta el tener tantos elefantes juntos. Además trabajan en proyectos conjuntos con Camboya y con Myanmar, por lo cual esto es más grande de lo que parece.

En conclusión: ¿No es un ideal este lugar? Claro que no. Pero después de pasar dos días allí charlando con voluntarios (tienen programas para que vaya la gente a ayudar), con guías y hasta con la misma dueña del lugar, creemos que lo que se hace en el Elephant Nature Park es algo real y como periodistas y viajeros que somos, no queríamos dejar de compartirlo con ustedes ya que, una de las responsabilidades mayores que tenemos, es difundir lo que creemos y ayudar a tener un turismo responsable en un lugar donde el animal es utilizado y torturado a diario.

Cómo llegamos: una van nos pasó a buscar por nuestro hotel en Chiang Mai. Casi todos los programas del Parque incluyen en el valor de la entrada, el traslado hacia allá buscándote por el hotel (ida y vuelta).

El tip: reservar con tiempo suficiente desde su web: Elephant Nature Park. Allí tienen la descripción de los distintos programas y sus costos. Se debe pagar una seña por adelantado.

Qué programa elegimos: el “Overnight”. Fueron dos días y una noche en los que realizamos diferentes actividades. El primer día compartimos casi todo con los que van a hacer la visita de un solo día, pero cuando todos se van disfrutamos muchísimo del parque a solas con los elefantes. Los trabajadores son mucho más flexibles, les podes dar de comer sin tanta gente alrededor y disfrutar de interactuar mucho más con la gente y los otros animales del lugar. Otro dato no menor es que la comida es RIQUISIMA. Te ofrecen un buffet de comida vegetariana con un montón de opciones que no desperdiciamos. Por último, a habitación donde dormimos era amplia y cómoda, teníamos wifi, y vista al río y a elefantes que paseaban por allí con sus mahouts. A nosotros nos encantó.

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