Ya habíamos hablado con Mati y Jenni sobre nuestra experiencia en Couchsurfing y pese a que les hacía un poco de ruido, me la jugué en buscar alojamiento bajo esta modalidad en Penang. Enseguida un tal Farzan me contestó que sí, y comenzó a hablarnos por Whatsapp de una manera extraña. “¿Ustedes son de mente abierta?” “Ya tuve problemas con otras parejas y no quiero que haya malos entendidos”, etc. Era un tremendo interrogante y obviamente avalamos todas las posibilidades: quería trío, simplemente fumaba faso, era un narco, quería orgías. Andá a saber. Por las dudas chequeamos de nuevo las referencias y eran todas positivas. Así que, un poco desconfiados, nos mandamos igual.

Penang nos recibió mal. Apenas llegamos a la estación de buses, conseguimos un wifi para pedirnos un Uber. Cuando estábamos yendo a su encuentro, unos taxistas indios nos ofrecen su servicio y nos negamos agradeciéndoles. Comenzamos a subir nuestras mochilas al Uber, y una vez que estaba por arrancar sentimos un ruido tremendo en la parte de atrás. De golpe, todo el vidrio astillado. Le pedimos al taxista que acelere rápido y Agus logró ver a un tipo corriendo detrás. No sé quien estaba más asustado, si el taxista o nosotros. El vidrio se estaba por partir todo así que nos buscó otro taxista luego y como consejo podemos dejarles que pidan Uber o Grab más alejado de cualquier taxista local. En Indonesia sabíamos que había demasiada bronca pero no pensamos que en Malasia también y así fue.

cena-penang
Cena con Lu y Toli, pareja argentino-griega que por suerte nos cruzó este viaje

Llegamos a la casa de Farzan y para nuestra sorpresa era eeeeenorme. Nos recibieron Lu y Tolis, argentina y griego respectivamente, quienes se harían querer en muy poco tiempo. Teníamos nuestro propio cuarto con aire acondicionado y un baño. Horas mas tarde, conocimos a unos rusos que también se alojarían con nosotros y a Farzan, el couch. Su presentación fue rara, lo segundo o tercero que dijo fue que odiaba a la ex novia y comenzó a contarnos situaciones de discusiones. Por suerte Lu y su guitarra apacigüaron la noche entre canciones y cervezas.

Así que, si bien anduvimos por GeorgeTown, la ciudad del arte callejero y patrimonio de la humanidad, estos días en Penang sirvieron para descansar y reponer energías de tanto viaje sin parar, para decidir cuál si nuestro próximo destino sería Langkawi o Tailandia, y para ahorrar algo de plata, cosa que nunca está de más.

Asadito con mezcla iraní, rusa, griega y argentina. ¡Que lindo es viajar!
Asadito con mezcla iraní, rusa, griega y argentina. ¡Que lindo es viajar!

Terminamos quedándonos casi una semana en Penang. No porque nos haya vuelto locos, sino porque estábamos cómodos, gastando poco, y en buena compañía. Valoramos el estar sentados todos juntos tomando unos mates y charlando, sin prisa, sin pensar. Porque incluso estando de viaje uno entra en la vorágine de la organización, lo problemático y hasta es capaz de perderse esos momentos. Por eso es que nuestra pausa estuvo realmente bien mientras decidíamos si nuestro próximo destino sería la isla de Langkawi o Tailandia.

Deja una respuesta