Después de unos días de debate en la casa sobre dónde recibir año nuevo, decidimos quedarnos en casa. Algunos se fueron a Queenstown (hacia donde iba todo el mundo a descocar) y nosotros junto a Javi y Carito (amigos chilenos) preferimos evitar el auto y aprovechar de las comodidades que tenemos acá para emborracharnos sin problemas y recibir el 2016.
Disfrutamos el último día del año super soleado en la pileta y tomando fernet muy relajados. A la tardecita cayeron nuestros amigos Nico y Flor, y Agus nos deleitó con un rico asadito. Glennys, la dueña de la casa, compartió con nosotros de a ratos. Es muy particular y calculo que también estaba un tanto sensible por no estar con sus hijos.
Ya para antes de las 12 de la noche estábamos todos bastantes entonados haciendo juegos alcoholicos con cartas, preguntas y otras yerbas. Llegó el 2016. Nuestro primer año nuevo juntos al fin después de dos años en los que uno de los dos siempre andaba por algún rincón del planeta. Pedimos deseos y objetivos para este nuevo año en silencio y con miradas cómplices; y sin saber cómo, pasó la noche entre risas, bailes y bebidas de todos los colores. En el cielo ni un fuego artificial, pero mirando a nuestro alrededor sentimos que no precisábamos mucho más.




Sorprendentemente y a favor del nuevo año, nosotros amanecimos sin una gota de resaca y listos para aprovechar el día. Carito juntó los pedazos de su cuerpo como pudo y junto a Javi se sumaron a nuestro viaje a Wanaka. Otra vez el día estaba perfecto así que aprovechamos a pleno el lago, la playa y las montañas alrededor. De paso, nos encontramos y nos despedimos de nuestros amigos franceses Marion y Charlie a los que ya no volveremos a ver hasta cruzarnos en un nuevo viaje. Siguen rumbo a Australia y el Sudeste y ya después vuelven para Paris. Esta es la parte triste de los viajes, despedir a la gente con la que uno tanto se encariñó. Pasar de esas charlas tímidas en inglés los primeros días a sentirlos como amigos de toda la vida y al abrazarlos no saber cuando los vas a volver a ver. Cosas de viajar.




Ayer mientras hacía la plancha en el lago le comentaba a Tin que creo que ese había sido mi pico de felicidad en Nueva Zelanda. No sé por qué. Pero nunca me había sentido tan tan feliz, tan yo, tan tranquila, relajada y feliz. Y así, mientras flotaba entre patos en el agua transparente pensaba. Estaba donde tanto había querido después de años de desearlo, estaba empezando un nuevo año cumpliendo un sueño y al lado de la persona que amo, estaba disfrutando el momento y a su vez imaginando nuevos lugares hacia donde ir (y cuando me pongo algo en la cabeza… ya saben que hasta que no lo cumplo no paro). Así empezamos nuestro 2016, repletos de ilusiones, deseos y proyectos; con una pizca de incertidumbre pero llenos de ganas; felices, amando y viajando.