Bueeeeeeeeenas y santas, les hablo desde el futuro. Siendo el martes 25 de agosto a las 11 de la mañana, les cuento que llegamos después de un largo vuelo y un inexplicable (al menos para mi) asuntos de horario. El sol ni pintó en el cruce del Océano Pacífico y eso ayudó a que durmamos una bocha.

Llegamos a Auckland a las 4 de la mañana. El aeropuerto hay que decir que es muy bonito y empezamos a sorprendernos de cualquier gilada, yo necesito contar que los baños eran hermosos y que hasta tenías jabón y toallitas húmedas para limpiar la tabla o limpiarte vos. Sé que no es un dato menor para el género femenino que tanto sufre en cada baño de este mundo.

Teníamos que hacer tiempo hasta las 6:30 que nos vendría a buscar Brendan, un amigo de Juancho, el tío hippie de Tin; así que aprovechamos para tomar un café, hacer nuestra primera transacción con tarjeta de crédito (la pasas vos) y usar el limitado wifi del aeropuerto.

Un viejito muy amoroso nos ofreció su ayuda para cualquier cosa y tiró algunas palabras en castellano cuando le dijimos que veníamos desde Argentina. Igual me quedo con su: “Always is better if you smile”.

Logramos encontrarnos con Brendan al cual le aclaré de entrada que mi inglés es malo (capaz exagero pero no les explico lo cerrado que hablan acá) y durante todo el camino hacia su casa charloteó con Tin que la tiene más clara y era mi Google Translate. Algunas cosas se sacan por deducción, pero con paciencia la verdad es que todos nos entendemos jaja. Los primeros flashes fueron el ver a todos manejando del lado derecho, va a ser un entretenido desafío, no veo la hora de tener nuestro tutu.

Estamos en Pi Ha (sisi como Fresco jajaja), al oeste de Auckland. La casa de Brendan está rodeada de ventanas sin cortinas y alrededor todo es árboles y vegetación. Está lloviendo y la niebla no nos deja ver más allá, pero nos dice que atrás de esos árboles está el océano y hay una linda playa que podemos visitar en cuanto salga el solcito.

piha beach

Nos recibieron en su casa su mujer, sus dos hijas de 9 y 4 años y un perrito de 13 años que ya no paramos de apapachar. Hoy Brendan se siente un poco mal así que decidimos quedarnos acá haciendo fiaca, descansando y adelantando algunas cosas por internet. Por lo pronto ya estamos acá, y no lo puedo creer.

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